La trata y la explotación en Colombia: no se quiere ver, no se puede hablar
La trata y la explotación en Colombia: no se quiere ver, no se puede hablar es un informe que desvela la realidad de Colombia como país de tránsito, destino y origen de víctimas de trata de personas. El informe denuncia la violación de derechos humanos a la que se enfrentan las víctimas de trata de personas transnacional (entre países) e interna (al interior del país) y adicionalmente expone las obligaciones del Estado de prevenir esta vulneración de derechos, proteger a las víctimas, perseguir a los responsables y establecer medidas de reparación y reinserción a la sociedad para las víctimas.
Para elaborar el informe se realizó un trabajo de campo en dos regiones de Colombia, el Eje Cafetero y el Valle del Cauca. Esta investigación incluyó 18 entrevistas con organizaciones de la sociedad civil, así como líderes y lideresas comunitarias y también organizamos cinco grupos focales que contaron con la participación de 130 mujeres, niñas y adolescentes, así como entrevistas individuales a mujeres que habían sido víctimas de trata.
La asociación entre inequidad económica y el conflicto armado, así como la existencia de factores de discriminación históricos a las mujeres y niñas, las exponen a un mayor riesgo de ser víctimas de trata. Esto ocurre, bien por la búsqueda de nuevas oportunidades económicas, distintas a las que su contexto les ofrece, o bien por la reproducción e imposición de estereotipos de género en el conflicto armado y por la sociedad en general. Estos estereotipos sitúan a las niñas y mujeres como cuidadoras de sus hijos, actividades domésticas y “proveedoras sexuales”, que facilitan las formas de explotación vinculadas a la trata de personas.
La trata y la explotación en el Eje Cafetero:
– En la zona del Eje Cafetero la trata de seres humanos se ha convertido en una práctica endémica que proporciona beneficios económicos para las familias y allegados de las víctimas y para la comunidad en general. Es una violación de derechos humanos que no sólo le ocurre a personas en situación de pobreza o extrema pobreza.
– A partir de la confusión existente en el imaginario de la población entre prostitución, explotación sexual y trata con fines de explotación sexual, es una labor compleja identificar a quienes han sufrido la trata y que quienes la han sufrido se identifiquen como víctimas.
– Las rutas estatales de atención y los esfuerzos de los agentes del Estado están más dirigidos a las víctimas de trata transnacional que a las de trata interna.
– Aunque los casos de trata que identificamos durante la investigación en terreno en esta zona son esencialmente con fines de explotación sexual, la existencia de otras formas de explotación como la laboral o la mendicidad ajena, asociadas a la trata, deben ser objeto de más investigación por parte de las autoridades.
– Las formas de captación de personas para la trata con fines de explotación sexual en esta zona del país pueden ser tanto por redes con una estructura jerárquica definida y una forma de operación establecida, como por sus familiares, amigos y amigas, o conocidos. Por lo tanto, es importante sensibilizar acerca de la existencia de esta vulneración de derechos, y acerca de que las redes no son los únicos captadores, sino que incluso lo pueden ser personas en las que se confía por filiación o por amistad.
– Los traslados van desde el aéreo, más usados en casos de trata transnacional, hasta el terrestre, más común para la trata interna, especialmente de menores. Las formas de coacción y control para la explotación, por su parte, incluyen la violencia física y psicológica, el uso de drogas y alcohol, y llegan a la afectación de la integridad personal de la víctima y su círculo familiar.
La trata y la explotación en el Valle del Cauca
– La trata de personas es una realidad que ha sido silenciada por el miedo a las represalias de quienes ejercen como jefes de las zonas más vulnerables de Cali y Buenaventura o por las órdenes explícitas o implícitas de quienes manejan los negocios de microtráfico de drogas y armas.
– La trata con fines de explotación sexual, tanto en su modalidad interna como transnacional, se presenta junto con la trata con fines de explotación laboral para el servicio doméstico, para matrimonio servil y para el uso de niñas, niños y adolescentes en la comisión de delitos que incluyen el tráfico de armas y drogas.
Surge el interrogante de si estos menores están siendo responsabilizados penalmente por los delitos en que participan, a pesar ser víctimas de una vulneración de derechos humanos.
– Quienes ejercen como tratantes en la modalidad de explotación laboral, no se perciben como tales ni son percibidos por la sociedad como responsables de una violación de derechos humanos, sino que se ven y son vistos como personas generosas que ofrecen techo y trabajo a mujeres y adolescentes, de origen indígena o afrodescendientes, víctimas de desplazamiento forzado.
– Niños y niñas ecuatorianos son reclutados forzadamente por los grupos armados ilegales colombianos y menores de origen indígena de Ecuador son sometidos a explotación laboral y sexual en Colombia.
– Las rutas de trata transnacional para la explotación sexual cambian continuamente, al punto que las mujeres captadas en Valle del Cauca, pasaron de ser explotadas en Aruba y Holanda, como destinos principales, a ser trasladadas a distintos puntos en el mundo, que incluyen Panamá, España, Italia, Japón, Perú, Argentina, Chile, Bolivia, Japón, Indonesia, Corea del Sur, Ecuador, y Guatemala.
Fuente. WomensLinkWorldWide