Observación y acción: De algunos retos para un periodismo con perspectiva de género.
Durante cuatro días de diciembre, Cali y la Universidad del Valle se convirtieron en escenarios feministas. Allí tuvo lugar el III Encuentro Latinoamericano de Mujeres Ella 2017. Estuvieron presentes las diversidades y disidentes formas de ser mujer en la sociedad, y participaron 19 países y unas 700 mujeres con igual número de historias, experiencias, propuestas y anhelos; todas confluyendo en un encuentro con un alto componente colaborativo que se propuso conversar en varios ejes: liderazgo y participación política, justicia económica para las mujeres, violencia contra las mujeres, territorio, justicia ambiental y cambio climático, cultura y diversidad y, por supuesto, comunicación y ‘mediactivismo’.
La Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género estuvo presente y compartió su experiencia alrededor de temas que nos convocan, como las representaciones, el lenguaje, los estereotipos y los roles tradicionales de género que se siguen trasmitiendo en los medios de comunicación masivos en sus distintos formatos y territorios latinoamericanos.
Desde esta perfectiva se hizo un llamado a las imágenes gráficas y audiovisuales que hacen culto a los cuerpos ultra-delgados o a los cabellos estirados, y a las formas en las que se están cubriendo las violencias contra las mujeres, en especial cuando éstas se justifican o cuando se culpabiliza a las mujeres violentadas.
En términos generales y con contadas excepciones se siguen reproduciendo modelos hegemónicos que no permiten el acceso a otras formas de habitar el ser mujer. Así lo ratificó Josefina González, mujer trans, integrante del Área académica queer de Uruguay y Licenciada en Ciencias de la Comunicación y la Información: “El tema del protagonismo o la accesibilidad de las personas trans a los medios de comunicación, o ser productoras de contenidos, promotoras y generadoras de los mismos, o ser caras visibles en los medios de comunicación masivos no sucede todavía. Siempre los medios tienden a generar enunciados llamativos y comunicacionalmente violentos o estereotipados sobre las personas trans”.
En su país no solo se invisibiliza a las personas trans sino que es constante la ridiculización que se hace sobre ellas en programas televisivos. Esto se debe según ella a que profesionales de la comunicación y el periodismo “no están sensibilizados/as, e interiorizados/as en las temáticas de derechos de las mujeres, diversidad y derechos humanos (…) entonces es muy difícil que puedas comunicar algo si realmente no lo vivís, no lo sentís o no hay conciencia hacia eso”.
También en planos de la infrarrepresentación se encuentran las mujeres de pueblos originarios de Latinoamérica. Para la periodista independiente guatemalteca Lucia Ixchiu,quien integra el Colectivo Festivales Solidarios, la realidad es que los medios masivos no solo han ridiculizado a las mujeres indígenas sino que las ha propuesto como estampas folclóricas es decir, ”como estampas que venden al turismo a nivel internacional”. También, agrega han sido “víctimas de racismo por medio de chistes y caricaturas”. Para ejemplificarlo, cita el caso de la reconocida Premio Nobel de Paz Rigoberta Menchú “quien ha sido lamentablemente burlada de distintas formas por ser una mujer indígena. Y todo el tiempo las mujeres indígenas hemos tenido que soportar la burla del macho racista, periodista y los medios han sido justamente una plataforma que han posicionado la imagen de la mujer indígena como una estampa folclórica y como objeto de burla”.
Otras formas de estigmatización mediática que no son muy nombradas, han sido experimentadas por mujeres que participaron en grupos insurgentes. En el caso de Colombia cuando recientemente el grupo guerrillero más antiguo del mundo, las Farc, hizo transición a partido político, se han podido escuchar voces de mujeres como la de Amanda Ríos integrante de la hoy Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, y quien considera que las mujeres de su colectivo han sido estigmatizadas y puestas en los medios como entes inactivos en la vida política. Por ello propone que “los medios deben buscar darnos la palabra para que podamos hablar directamente, expresarnos y, en esa medida, se acercarían a una manera un poco más objetiva de lo que somos”.
Otras propuestas también se van posicionando y viralizando, y es el caso de La Correctora, una iniciativa que publica en Facebook titulares rectificados que en su publicación original aluden y refuerzan precisamente la estigamatización, la ridiculización y el racismo en el lugar más destacado de las noticias. La uruguaya Viviana García, perteneciente al colectivo Mandrágoras e impulsora de esta iniciativa, expresa que aunque “hay cierta resistencia por parte de los medios de comunicación a generar esos cambios” lo importante es que se están moviendo otras maneras de construir relatos y “estas narrativas están siendo narradas por nosotras, por las mujeres”. La experiencia que se está desarrollando en talleres con grupos de estudiantes llama la atención por la construcción de contenidos no sólo a los medios de comunicación sino a las audiencias.
La comunicación es esencial para la transformación de las sociedades y hoy la sociedad necesita pasar la página de la discriminación de las mujeres en sus diversidades, así que ante los retos que se presentan frente a la comunicación y el periodismo con perspectiva de género se encuentran la permanente revisión y observación de los contenidos mediáticos y la participación masiva de mujeres en estos escenarios comunicativos. Cuando hablamos de mujeres debemos tener en cuenta las diversas formas de habitar y ser mujer.