Violencia contra Natalia Ponce de León: ¿cómo fue el cubrimiento periodístico?
Mariana Camacho y Fabiola Calvo.
Red Colombiana de Periodistas con Visión de Género.
Las últimas dos semanas los medios de comunicación han capturado la atención de la opinión pública y han desplegado sus espacios para el análisis del caso de ataque con ácido a Natalia Ponce de León. En este artículo y a partir del periodismo con enfoque de género analizaremos algunos aspectos de este cubrimiento y ofreceremos una serie de recomendaciones para atacar algunos de los monstruos que aquejan el ejercicio periodístico en Colombia (al menos respecto al tratamiento del enfoque de género)
Hay toda una maraña de temas de los que se ocupa el periodismo con enfoque de género y uno muy importante es promover los derechos humanos de las mujeres y entre esos que “todas las mujeres tenemos derechos a una vida libre de violencias”.
La Ley 1257 de 2008 define cinco tipos de violencias contra las mujeres: la física, la psicológica, la sexual, la patrimonial y la económica. Además, en Colombia las mujeres vivimos otra serie de violencias asociadas al conflicto armado. Todas las violencias, sin excepción, son contempladas como una violación a los derechos humanos.
Pero vamos al grano ¿Cómo es el cubrimiento que los medios de comunicación están haciendo sobre los casos de violencia contra las mujeres? Y específicamente ¿cómo ha sido el cubrimiento que han hecho del caso de ataque con ácido a Natalia Ponce de león?
1) El ataque con ácido a Natalia Ponce no es un evento aislado
(A la mayoría de medios el árbol no los dejó ver el bosque).
Las fallas.
Fuente: www.semana.com
La mayoría de los medios se enfocaron en un análisis del caso desde los recursos de la investigación judicial y de la crónica negra, algunos incluso se enfocaron en el análisis psicológico de los involucrados y el horror de los hechos, la mirada era morbosa, sensacionalista y emocional. Este enfoque encubre, desvía y justifica el acto violento.
La reconstrucción de los hechos es válida, pero debe respetarse la integridad de las múltiples victimas asociadas al hecho. La mirada morbosa y las imágenes escabrosas no inducen a tomar una posición política de rechazo a estos actos, solo llenan de miedo e inmovilizan la sociedad y, revictimiza a la sobreviviente.
Finalmente ¿para qué le sirve a la opinión pública pensar que Vega, el agresor, necesitaba una novia? ¿Moviliza a la sociedad contra las violencias este tipo de perfiles psicológicos? eso lo analizaremos más adelante en la sección “monstruo del Batán”
Los aciertos.
Fuente: www.eltiempo.com
El Tiempo acertó en la mayoría de los artículos por varias razones. Se centró en ver la generalidad del problema, la situación de Colombia frente al mundo, que nos ubica en el penoso primer lugar de victimas por ataques de ácido por encima de países musulmanes como Pakistán o países como la India.
Igualmente El tiempo y El espectador dedicaron artículos a analizar las implicaciones del proyecto, la falta de reglamentación y las implicaciones debidas a que el gobierno nacional dejara vencer el plazo legal para reglamentar la Ley 1639 de 2013 referida que sancionó el pasado 2 de julio, a los ataques con ácidos Aquí un ejemplo de la infografía elaborada por El Tiempo.
Fuente: www.eltiempo.com
El tratamiento de violencias de género en los medios requiere exigencia y rigurosidad en el contraste, es necesario mirar estadísticas, consultar fuentes expertas.
1) Jonathan, el monstruo del Batán (O la historia de un periodista poco riguroso que no consultaba expertos).
William Golding no podría creer lo que tiene ante sus ojos ¡su Señor de las Moscas ha inspirado a generaciones de políticos y periodistas!
Digamos que los periodistas en Colombia han jugado a mezclar un peligroso cocktail para cubrir las violencias de género (morbo + miedo +novelón mexicano) y eso a pesar de que pueda resultar creativo para quien lo escribe afecta la vida de millones de mujeres en este país que sufren violencias, genera inmovilización y les impide ver su situación en perspectiva.
Fuente: www.semana.com
Respecto a las violencias de género no existen los monstruos, existe el machismo y existen los hombres machistas. La violencia de género puede ser ejercida por padres de familia, por esposos hogareños que tratan a sus esposas como princesas y que en la noche las gritan o las golpean, por novios inseguros y así por un número indeterminado de perfiles de hombres que no tienen nada que ver con monstruos.
El cubrimiento de Semana al respecto fue amarillista y tuvo poco sentido de la ética periodística. El tipo de perfil psicológico realizado y el seguimiento corresponde más al interés por la chiva y la construcción de info espectáculo. Este afán genera riesgos para las personas implicadas en el caso, para la víctima y para la familia del victimario como en este caso.
Igualmente el énfasis que los medios hicieron en la esquizofrenia de Jonathan y en el uso de la marihuana y de drogas responde más a los estereotipos sobre esas situaciones que sobre las implicaciones reales.
Ese tipo de cubrimiento sobre las violencias contra las mujeres sirve para invisibilizarlas, hacer superfluo el tema, y generalizar la idea errada de que las violencias son un asunto de hombres enfermos o drogadictos. El personal de la policía no era la fuente adecuada para hablar de esquizofrenia y de las implicaciones de que Jonathan fumara marihuana,
1) Disfrazar el morbo de interés social y olvidarse del papel pedagógico de los medios en la prevención de las violencias contra las mujeres.
El Tiempo, El Espectador y especialmente Semana dedicaron una parte importante del análisis a los detalles del caso y el aspecto judicial. En estos medios se presentó información del lugar donde habían sido comprado el ácido, el tipo y el valor del mismo. Ese tipo de información es definidamente morbosa, peligrosa y no tiene ninguna utilidad social.
Fuente: www.eltiempo.com
El afán por la verdad es un fin en el periodismo, pero debe estar orientada por criterios de función social. La mayoría de los datos del cubrimiento sobre este ataque de ácido solo ayudan a generar pánico y miedo entre las mujeres y de esta forma afectan el derecho de todas al disfrute pleno del espacio público. En una lógica sistémica un ataque con ácido contra una mujer no solo viola sus derechos, viola el de todas nosotras.
1) Los medios suelen caer en el efecto narcotizante o de “un caso más…” respecto a las violencias contra las mujeres y luego se les olvida….
Cubrimientos como el del caso del feminicidio de “Rosa Elvira Cely” los medios recurrieron a un bombardeo de noticias, pero se cayó en el recurso del victimario como “monstruo” y luego el efecto “narcotizante” o de “un caso más…”
En el caso del ataque con ácido contra Natalia Ponce se registraron tres casos más todos en Bogotá en las siguientes dos semanas, ¿fue esto resultado del efecto narcotizante o de la información mediática, publicada en forma irresponsable
Un ejemplo es el uso de frases como “los ataques contra las mujeres no cesan” de parte del periódico El Espectador que contribuye a ese efecto narcotizante al referirse a los otros 4 casos registrados en Bogotá en estas últimas semanas.
Fuente: www.elespectador.com
Es importante aclarar que los medios han hecho una apertura al tema de violencias contra las mujeres en los últimos años. Hoy se encuentran más noticias sobre el tema, se usan fuentes estadísticas y se consulta personal experto. Sin embargo, esa apertura también ha permitido que varios medios encuentren en el tema de violencias de género una posibilidad de vender noticias amarillistas, novelones judiciales o dramas familiares sin ningún tipo de compromiso frente al derecho de las mujeres a una vida libre de violencias que pasa por nombrarlas desde su dignidad.
Fuente: www.eltiempo.com
Es importante que la ciudadanía se entere de las fallas y las respuestas judiciales, analice el compromiso del gobierno y de los políticos y entienda la situación como un problema social y no como un problema individual. La complejidad de las violencias contra las mujeres requiere sensibilidad, compromiso y cumplimiento de la normativa de quienes definen la línea editorial de los medios pero también rigurosidad y una mirada compleja y crítica de la sociedad.